El embarazo es un momento muy importante para la mujer, ya que hay demandas nutricionales distintas a las habituales y un montón de cambios hormonales y fisiológicos. En consecuencia, la alimentación debe adaptarse para garantizar el buen estado nutricional y de salud de la futura mamá y el crecimiento de su bebé.
Cada etapa del embarazo requiere unas adaptaciones dietéticas diferentes, tanto a nivel energético como de nutrientes. ¡Puede ser un buen momento para instaurar buenos hábitos y luego poder transmitirlos a la nueva generación!
Es importante partir de un peso y un porcentaje de grasa correctos antes del embarazo, y por eso lo ideal es planificarlo. Pero… ¿y si no ha sido así? No pasa nada. ¡Siempre estamos a tiempo de realizar una buena alimentación personalizada! Es recomendable no superar los 12-16Kg durante la gestación, dentro de lo posible. Y en el caso de que hayamos iniciado el embarazo con un peso superior al recomendable, lo ideal sería incrementar el mínimo peso posible teniendo, eso sí, una buena alimentación de la mano de un Dietista – Nutricionista.
Nutrientes a tener en cuenta en éste periodo: Vitamina B9 o ácido fólico, otras vitaminas del grupo B, calcio, hierro, yodo, vitamina C, vitamina A, proteínas suficientes, hidratos de carbono necesarios, grasas cardiosaludables, omega 3, fibra…
A veces nos puede costar llegar a todos los requerimientos diarios. En tal caso podremos suplementar, siempre bajo la supervisión de un especialista. De hecho, el ácido fólico se prescribe de forma automática hoy en día, con el fin de evitar en el feto la espina bífida.
A parte del peso total y del correcto aporte de nutrientes, hay otras cuestiones a tener en cuenta, como las molestias estomacales, las náuseas y vómitos, el estreñimiento, la acidez o el reflujo, las rampas musculares… Que también podremos aliviar a través de una adecuada alimentación.
Para terminar, añadir que hay un listado de alimentos poco recomendables durante el embarazo, con el fin de evitar toxicoplasmosis u otras problemáticas de salud, como por ejemplo: embutidos, pescado crudo o marinado o ahumado, leche cruda o quesos no pasteurizados, pescados que contengan mucho mercurio, huevo poco hecho, verduras u hortalizas mal lavadas…
Por lo tanto; si sabes cómo no es difícil realizar una dieta saludable, completa y segura para la madre y el futuro recién nacido.