Por desgracia, en el mundo en que vivimos, encontramos contrastes salvajes entre gente que muere de hambre cada día por falta de comida y gente con grandes problemas de salud derivados de un exceso de peso.
Si consideramos “obeso” a todo aquel individuo que tenga un IMC (índice de masa corporal) igual o superior a 30 y con ”bajo peso” a todos los que tienen un IMC inferior al 18’5, podremos afirmar que, hasta hace poco, era superior la cantidad de personas con cierto grado de desnutrición que aquellas consideradas como “obesas”. Pero ya no.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la obesidad ha pasado de 105 millones de personas a 641 millones desde 1975 hasta el 2014, creciendo así un 600%. Con un incremento mucho menor, el bajo peso ha pasado de 330 millones de personas a 462 millones desde 1975 hasta el 2014.
Siempre hemos tenido plena consciencia de la problemática existente por la desnutrición mundial, pero ahora tenemos un problema más a añadir y totalmente opuesto: La sobrealimentación.
¡A este ritmo una quinta parte de los adultos serán obesos en 2025!
Según un estudio de la NCD Risk Factor Collaboration, encabezando la lista de los países con más adultos obesos encontramos EEUU, Reino Unido, Irlanda, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, seguidos de Oriente Próximo y el Norte de África. A continuación, y en la parte alta de dicha lista, situaríamos a España. En la cola estarían los países afectados por el infrapeso, tales como India, Afganistán…
Y… ¿Por qué es tan importante detener este incremento masivo de obesidad? ¿Es tan solo cuestión de estética? Evidentemente, NO.
Hay una extensa comorbilidad asociada al exceso de peso, como la Hipertensión arterial, el exceso de Colesterol y/o Triglicéridos, la Diabetes, Dolores musculares y/o articulares, incremento de Ácido úrico en sangre hasta poder provocar Gota, Hígado graso…
Es por toda esta problemática asociada por lo que debemos tomar cartas en el asunto y empezar a tomar consciencia de lo que pasa a nivel mundial.
Por supuesto a menudo existe solución para enfermedades de este tipo, pero el cambio en nuestra alimentación es el punto de partida para mejorar y prevenir.
Y entonces… ¿Qué está pasando? ¿Por qué se ha disparado de forma exponencial la obesidad? ¿Qué está provocando éste fenómeno a nivel mundial?
Se ha demostrado que cada vez más nos alejamos de lo que podríamos llamar unos “buenos hábitos de vida” en general, como por ejemplo:
- Disminución del gasto energético: Cada vez somos más sedentarios, y a menudo no realizamos todo el ejercicio físico que necesitaríamos. Muchos puestos de trabajo son estáticos, y no todo el mundo quiere salir a correr o ir al gimnasio de forma habitual, ya sea por tiempo, dinero, pereza… Todo ello conlleva a gastar mucha menos energía de lo que debiéramos.
- Desconocimiento de una buena dieta: A veces no realizamos una correcta alimentación por falta de información, o bien por el contrario (un exceso de información, pero errónea). De este modo, puede ser que queramos mejorar nuestras conductas dietéticas pero no podamos debido a su desconocimiento.
- Falta de tiempo: En caso que si sepamos realmente como llevar a término una buena dieta, a veces el tiempo es un factor limitante, puesto que nos puede condicionar a la parte más logística (poco tiempo para hacer la compra, cocinar, preparar….e incluso para el hecho de tomar la ingesta en sí).
- Saltarse ingestas: También por cuestión de tiempo u horarios de trabajo podemos no ingerir lo necesario todas las veces recomendadas. A veces tan sólo hacemos las 2 o 3 ingestas principales, hecho que provoca que dichas ingestas sean más copiosas a menudo debido a que llegamos con más hambre.
- Nos deshidratamos: La gran mayoría de las personas tan sólo recuerdan beber agua cuando tienen sensación de sed, lo cual es un error ya que cuando percibimos que necesitamos agua… ¡Ya nos estamos deshidratando! Y tendríamos que evitar llegar a ese extremo.
- Bebemos menos agua: Además de beber menos…bebemos muchas más bebidas azucaradas y/o con gas, zumos, alcohol….Y esto provoca que haya una peor hidratación de nuestro organismo a la vez que incrementamos, sin apenas darnos cuenta, las Calorías de nuestra dieta diaria.
- Comemos pero…. ¿en materia de qué?: Nos hemos alejado ya mucho de lo que sería una alimentación equilibrada, rica en Hidratos de carbono de absorción lenta y baja en grasas saturadas. Cada vez más tendemos a comer un exceso de proteínas y grasas mayormente poco cardiosaludables, así como azúcares. Se ha perdido mucho lo que al menos en España denominamos “dieta mediterránea”.
Éstos serían tan sólo algunos de los principales problemas por los que cada vez el mundo sigue creciendo en obesidad, y además, a un ritmo alarmante. Así que sería conveniente que empezáramos a tener éste hecho presente con el fin de poder parar su crecimiento, o al menos ralentizarlo.
Con este fin, los Dietistas – Nutricionistas nos ponemos manos a la obra para concienciar cada vez más a la población general e ir reeducando sobre lo que son unos buenos hábitos de vida y alimentarios.