Existen varios tipos de anemia, y cada uno puede requerir un enfoque dietético y nutricional diferente. Aquí os presentamos algunos de los tipos más comunes de anemia y sus respectivos abordajes:
– Anemia Ferropénica, que es una deficiencia de hierro la cual puede ser resultado de una ingesta inadecuada de este mineral, pérdida de sangre o problemas de absorción. Lo ideal sería tomar alimentos ricos en hierro (legumbres, carnes rojas, pescados, tofu, espinacas…y asociarlos, a ser posible, con alimentos ricos en vitamina C para mejorar su absorción (frutas y hortalizas FRESCAS, sobre todo naranjas, pimientos, kiwis…). Limitar inhibidores de absorción del hierro, tales como té, café y lácteos en el mismo momento de la ingesta.
– Anemia Megaloblástica, que surge por falta de B12 o B9, afectando así a los glóbulos rojos. Es por ello que debemos aportar alimentos ricos en estas vitaminas del grupo B (hortalizas de hoja verde, carnes, pescados, huevos, lácteos, nueces, granos integrales no refinados…)
– Anemia Aplásica, la cual se da por producción insuficiente de glóbulos rojos en la médula ósea, que puede ser causada por factores genéticos, infecciones o exposición a sustancias tóxicas. En estos casos es importante consumir proteínas suficientes, además de mantener bien nuestro sistema inmune.
– Anemia Hemolítica, por destrucción prematura de glóbulos rojos. Puede ser causada por trastornos autoinmunitarios, infecciones o ciertos medicamentos. Es importante, igual que en la anterior, proveer al cuerpo de suficientes proteínas, vitaminas (entre ellas la C) y minerales.
Recuerda que la anemia puede tener múltiples causas, y es importante abordar la causa subyacente para un tratamiento efectivo. Si tienes más preguntas o necesitas más información, ¡no dudes en preguntar!